Revista Gaceta UAEH

Amor líquido en tiempos de consumo e hiperconexión


Por: Casandra Castelán Sánchez
Fotografía: Casandra Castelán Sánchez y Especial


Amor líquido en tiempos de consumo e hiperconexión

El amor líquido se ha convertido en un fenómeno característico de nuestra época, en la que las relaciones humanas parecen haberse vuelto tan desechables como los objetos que consumimos a diario. Este concepto, acuñado por el sociólogo Zygmunt Bauman, describe las relaciones afectivas en la modernidad líquida como efímeras, flexibles y marcadas por la priorización de la libertad individual por encima de los compromisos sólidos. Esta transformación refleja cambios estructurales en la sociedad, como el auge del capitalismo consumista, la revolución digital y la redefinición de los roles de género.

El profesor Adrián Galindo Castro, profesor investigador del Área Académica de Sociología y Demografía del Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades (ICSHu), perteneciente a la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo (UAEH), explicó que la “modernidad líquida” es una etapa histórica en la que no solo el amor, sino también la ética, el trabajo y hasta la ciencia han adoptado esta cualidad de fluidez y provisionalidad. Como consecuencia, las relaciones sociales se han vuelto menos permanentes y más cambiantes, reflejando la misma lógica que aplicamos a los bienes materiales. Así como antes un automóvil se fabricaba para durar 30 años y ahora apenas llega a cinco, los vínculos afectivos también han reducido su “fecha de caducidad”.



Amor líquido en tiempos de consumo e hiperconexión 2

Adrián Galindo Castro, profesor investigador del ICSHu.


Amores de verano: el símbolo perfecto de lo efímero



Un aspecto particularmente revelador de este fenómeno son los llamados “amores de verano”, que para el profesor Garza son el ejemplo perfecto del amor líquido. Estas relaciones efímeras, idealizadas por la cultura pop a través de películas, series y canciones, contienen tres características clave del amor líquido: la priorización de la experiencia inmediata sobre la proyección futura, la evitación de compromisos formales y la sustitución de la profundidad emocional por intensidades momentáneas.

Lo interesante es que estos amores estacionales no son exclusivos de las vacaciones; sin embargo se han convertido en una metáfora de cómo funcionan muchas relaciones hoy en día: encuentros fugaces en fiestas, reuniones o incluso a través de aplicaciones de citas, donde la conexión parece auténtica en el momento, pero rara vez trasciende más allá de un par de mensajes o citas. La industria cultural ha jugado un papel fundamental en romantizar este tipo de vínculos, creando la expectativa de que el amor debe ser intenso, pero pasajero.

El investigador Garza señaló que estos romances operan bajo una lógica de “consumo emocional” detrás de una apariencia romántica, sin embargo, estos amores esconden una contradicción fundamental: prometen autenticidad mientras se construyen sobre bases deliberadamente temporales. Esta paradoja revela nuestro conflicto cultural actual anhelamos conexiones genuinas, pero tememos sus consecuencias a largo plazo.



Amor líquido en tiempos de consumo e hiperconexión 3

La paradoja de la hiperconexión solitaria



No obstante, la tecnología ha acelerado de manera significativa esta transformación líquida, ya que las redes sociales e incluso aplicaciones de citas como Tinder ejemplifican lo que el investigador Garza describe como “relaciones de bolsillo”, es decir, conexiones portátiles, cómodas y de bajo compromiso, donde siempre parece haber alguien más disponible a solo un clic de distancia. Esta ilusión de abundancia genera lo que algunos expertos denominan el “síndrome de la hierba más verde”, en el que se perpetúa la idea de que quizá la próxima persona que aparezca en la pantalla sea mejor que la actual.

El resultado de esta situación es una sociedad hiperconectada pero emocionalmente aislada, donde se confunde la cantidad de interacciones con la calidad de los vínculos. Incluso gestos que antes requerían presencia física, como dar el pésame, se han reducido a mensajes prefabricados en redes sociales, lo que evidencia cómo la tecnología puede volver más superficiales los momentos y vivencias más significativas para las personas.



Amor líquido en tiempos de consumo e hiperconexión 4

Entre la libertad y el vacío: el precio de lo líquido



Frente a este panorama, Adrián Galindo planteó una reflexión necesaria, el amor líquido no es simplemente una moda pasajera, sino el reflejo de estructuras sociales y económicas más amplias. En un mundo donde el consumo rápido y el individualismo son valores dominantes, las relaciones humanas no podían permanecer inmunes; sin embargo, esto no representa necesariamente una condena irreversible.

Así como la sociedad ha evolucionado hacia lo líquido, también podría avanzar hacia nuevas formas de conexión que equilibren libertad y compromiso. La clave, sugiere el docente Garza, está en ser conscientes de estas dinámicas para no caer en la trampa de confundir lo conveniente con lo significativo, ni lo efímero con lo auténtico. Al final, el verdadero desafío parece ser cómo navegar esta modernidad líquida sin perder la capacidad de construir vínculos que, aunque requieran más esfuerzo, ofrezcan esa profundidad que tanto se anhela en medio de tanta conexión superficial.