Revista Gaceta UAEH

Autocuidado masculino: los superhéroes también se enferman


Por: Mariana Roldan Reyes, estudiante de la licenciatura en comunicación de la UAEH.
Fotografía: Mariana Roldan Reyes y Alejandra Zamora Canales


Autocuidado masculino: los superhéroes también se enferman

El autocuidado masculino aún es un tema tabú, rodeado de estereotipos y barreras que impiden a los hombres pedir ayuda cuando su bienestar mental o físico se ve afectado, ocasionando que los síntomas lleguen a ser graves e incluso irremediables. En el marco del mes del hombre, Revista Gaceta UAEH dedica este espacio para conocer los motivos que afectan a su atención temprana de la salud.

Julio César Casiano Domínguez, encargado del Área de Psicología en el Servicio Médico Universitario (SMU) de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo (UAEH), nos explicó que la manera en que se gestionan los malestares físicos y emocionales es influida por los roles de género, los cuales se basan en creencias socialmente aceptadas que dictan lo que es permitido o correcto.

En México, aún persiste la idealización de la figura masculina como individuos fuertes, valientes y exitosos, similares a los superhéroes tradicionales quienes no se muestran vulnerables ante las adversidades; mientras que, por otro lado, se desvaloriza y juzga a las personas que se permiten sentir tristeza, dolor o angustia.



Los hombres no lloran



Desde la infancia se les enseña a los hombres que no deben ser débiles, lo que implica no llorar ni expresar sus emociones en situaciones difíciles que van en edades tempranas desde una caída en bici o el desprenderse de su juguete favorito; hasta, en la etapa adulta, la pérdida de un empleo, una ruptura amorosa o los síntomas de una enfermedad, por mencionar algunas.



En la actualidad han surgido los conceptos de energía femenina y masculina, los cuales a pesar de no tener un fundamento científico establecen el comportamiento según el género, en el caso de los hombres se plantea que ellos deben aguantar todo.



En esta concepción de fortaleza se fundamenta el rol masculino de proveedor y trabajador que ha perdurado por generaciones. Casiano Domínguez explica que en ocasiones cuando un padre de familia aconseja a su hijo reprimir sus emociones es debido a que a él tampoco le permitieron expresarse. Sin embargo, esto no debe culpabilizar a las personas que les criaron, debido a que existen sistemas externos que imponen, refuerzan y establecen esos estereotipos.



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Hombres de película



A lo largo de la historia, el cine y la televisión han reforzado la idea de una figura masculina que debe poder, con todo, desde actividades peligrosas, peleas callejeras, enredos amorosos y trabajos que ponen en riesgo su integridad hasta dolores, molestias y síntomas de enfermedades. Por ejemplo, a través de sus películas, Pedro Infante dio vida a personajes coquetos y aventureros, siempre dispuestos a sacrificar todo por su familia.

Durante la época del cine de oro mexicano, el actor Jorge Negrete personificó papeles de hombres cultos del típico caballero que rescata a la dama en apuros o del charro al que casi nunca se le veía en vulnerabilidad. Estas representaciones establecieron el ideal de lo que un hombre debería de ser mediante el modelamiento de roles, una estrategia que consiste en mostrar un prototipo digno de admirar para incitar al espectador a imitarlo.

Del mismo modo, hay otros productos audiovisuales que refuerzan estos clichés, tal es el caso de comerciales en los que se observan las atribuciones de valentía, fuerza y seguridad a través de la visualidad y estética de los personajes, pero también de las actitudes con las que aparecen en pantalla.



Más allá de la pantalla: violencia estructural



Los aspectos sociales, políticos y económicos pueden obstaculizar la satisfacción de las necesidades básicas como la salud. Por ejemplo, en los trabajos informales no se garantiza la asistencia médica de los empleados, por lo cual, si presentan enfermedades deben acudir al sector privado ocasionando que falten a su trabajo y en muchas ocasiones esto representa el descuento de su salario.

Del mismo modo, en los trabajos formales existen procesos burocráticos para solicitar las justificaciones y el pago de los días de ausencia en caso de asistir al médico, además los horarios de atención son poco flexibles. Pues en un sistema que busca aprovechar únicamente la capacidad de producción de las personas no es indispensable velar por su bienestar físico y emocional.



Cambios necesarios



Es indispensable el compromiso de las instituciones, no solo como agentes garantizadoras de un derecho básico, sino también, como impulsoras de sensibilización social, a través de la incorporación de estrategias de salud con perspectiva de género, reconociendo y rompiendo con las condiciones que limitan a los hombres a atender su bienestar.

Por otro lado, la representación en los medios audiovisuales tiene la capacidad para cambiar la narrativa, por lo cual, mostrar hombres que expresan lo que sienten y buscan ayuda cuando lo necesitan puede inspirar a los espectadores a hacer lo mismo, abriendo la puerta a ideales más libres y saludables.

Comprender las diversas realidades que viven ya sea en contextos urbanos o rurales permite conocer de dónde viene cada creencia y forma de actuar; escuchar y entender estas perspectivas es fundamental para transformar las ideas sobre el autocuidado masculino. Reestructurar los discursos que limitan el bienestar contribuirá a generar una visión más funcional y empática, en la que acudir al médico no sea visto como signo de debilidad, sino como una acción responsable que busca mejorar la calidad de vida.



Tus emociones y malestares también son válidos.


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